No es empresa fácil embarcarse para una vuelta al mundo. Cuando Avelino Bassols empezó a buscar patrocinadores entre los organismos catalanes, no encontró apoyo alguno. Sin embargo su proyecto despertó el interés del gobierno andorrano y su barco se convirtió en embajada flotante de este pequeño país sin mar, disfrutando de trato diplomático en la mayoría de los países donde hizo escala.
Su largo viaje no estuvo exento de sorpresas: ataques de piratas, encuentros con contrabandistas, islas vírgenes, mares inexplorados, sonidos de sirenas, ceremonias vudús, naufragios, regatas y experiencias con pueblos aborígenes.
Su libro es una invitación al lector a participar en las vivencias de esta aventura, dramáticas algunas, divertidas otras, pero siempre interesantes.