Las preposiciones, esas palabras generalmente diminutas (de una o dos letras las más usadas: a, de, en ), son importantísimas para ordenar y estructurar la frase. Tienen en español tanta importancia como los casos en las lenguas que declinan los nombres: determinan la función sintáctica de éstos, y a veces precisar el significado del vocablo que las rige.
Se ha dicho muchas veces, y con razón, que no es posible llegar al conocimiento profundo de una lengua mientras no se adquiera el dominio de su sistema preposicional. Se puede afirmar también que no es posible escribir bien una lengua sin manejar correctamente sus preposiciones. Aseguraba Pérez de Ayala que "en el empleo de las preposiciones está el quid del castellano". Y que no nos damos cuenta "de todo el rendimiento expresivo de una preposición en su sitio".
Es de Azorín la frase que ha inspirado el título de este libro: "He observado que oradores y literatos claudican en el uso de las preposiciones". Esta "claudicación", esta cojera del lenguaje, es ahora mucho más frecuente que cuando el fino estilista de Monóvar la lamentaba.
Hoy - nos dice García Yebra - apensa quedan oradores ni literatos: dos especies intelectuales que, cada una a su modo, practicaban el culto de la palabra. Los políticos de la democracía hablan, con frecuencia, de modo lamentable. Los escritores no pocas veces "claudican en el uso de las preposiciones".
Para ayudar a evitar o corregir estas "claudicaciones" se ha escrito el presente libro.