Me quedo mirando al tío Enrique y alcanzo a ver que la gallina bate enérgicamente las alas sobre uno de sus hombros. Mi hermano también la ve. Se le queda mirando y me susurra: "Ve por ella ." Yo ni me muevo. Él se impacienta: "¡¡Veee!!, o qué, ¿no te atreves?" Se levanta y se lanza sobre ella gritando: " ¡¡Al ataque!" y la camica del tío Enrique comienza a inflarse..