La obra de Pere Portabella (Figueras, 1927) se sitúa en la encrucijada entre vanguardia, cine y política. Próximo a la sensibilidad surrealista y al conceptualismo (productor de Viridiana de Luis Buñuel en 1962, entre sus colaboradores se cuentan Miró, Brossa y Carles Santos) firma desde finales de los sesenta una de las filmografías más singulares del cine español, alternada con su actividad política como parlamentario y senador. En sus películas, Portabella recurre a estrategias de extrañamiento y dislocación formal tanto para evadir la censura como para potenciar el alcance expresivo las obras, dando lugar a fascinantes simbolizaciones políticas en géneros como el fantástico, el documental o el terror.