Tras el éxito de la primera proclamación de los animales y la publicación que a esto siguió, nuevos tiempos se acercan, pues no ha quedado satisfecho el deseo general. Junto a la nueva publicación, El monitor de los animales, El diario libre proclama el despido de los anteriores redactores, en la revolución se suceden las proclamas hasta que el Napoleón de los Zorros dicta su Constitución: todos los animales podrán quejarse. Así, se suceden las historias de mirlos, golondrinas, osos, jirafas, cornejas, etc. Pero en los animales todo ocurre como con los hombres: publicar uno, dos o cien libros no era suficiente.