El análisis de los diferentes imperios hegemónicos en el Próximo Oriente se inicia con el colapso del Imperio hitita y de las ciudades mesopotámicas, a lo largo del siglo XI a.C., producido por la irrupción de tribus nómadas. Continúa con el desarrollo del sanguinario Imperio asirio y su expansión hacia el Mediterráneo, y con la aparición en la escena histórica de Israel. Tras la caída del Imperio asirio asistimos al renacimiento del Imperio babilónico y, por último, a la creación del Imperio persa. La obra arroja claridad al intrincado flujo de pueblos y civilizaciones en el Próximo Oriente, cuyo conocimiento trasciende los datos arqueológicos y las inscripciones epigráficas, entrando de lleno en relatos plenamente históricos como la Biblia.