Osip Mandelstam, amigo de Anna Ajmátova, con la que militó en el movimiento acmeísta, amante de Marina Tsvietáieva, simpatizante de la Revolución de octubre, protegido de Bujarin y satírico de Stalin, sobre el que escribió un poema que lo hizo caer en desgracia y lo acercó a la muerte, abrió con su vida un surco dantesco que es uno de los grandes testimonios de nuestra época. Aquella parte de su poesía que el mismo Mandelstam calificó como ?cívica? es una poesía contra el poder, pero también una poesía de desobediencia estética.