Carmen Amaya es una de las personalidades más admiradas internacionalmente de nuestro siglo. Desde Orson Welles a Charles Chaplin, pasando por Fred Astaire, Winston Churchill y Greta Garbo, todos cuantos la vieron bailar se rindieron ante la abrasadora fuerza de su duende. Su prematura muerte la elevó al rango de mito y la leyenda nos arrebató la historia, inscribiéndola inmediatamente en el Olimpo de los dioses modernos.