Las dos mujeres, prototipos femeninos por la educación y el carácter
(Hortensia y Mercedes), se ciñen a la respectiva adscripción generacional. Las
dos versiones se significan por una cohesión de áspera pero inequívoca
fraternidad, en donde se enfrentan sus contrapuestos temperamentos, y en cuyo
centro de identidad está el hombre catalizador.