El éxito de El Libro de la Selva, movió a Rudyard Kipling a escribir un año después El Segundo Libro de la Selva, afortunadamente continuación, más que una segunda parte, del primer libro.
A una sociedad natural que ha conseguido la armonía y, con ella, la verdadera libertad gracias al sometimiento a un estricto código moral y de conducta, la Ley de la Selva, vuelve Mowgli, el cachorro humano adoptado y educado por lobos.
Mowgli no es una criatura salvaje, y menos aún un joven convencional. El héroe de estos relatos simboliza el difícil pero necesario equilibrio entre los hombres y el medio en que éstos, aunque lo olviden, hunden las que hacen posible su existencia.