Crecido entre las platerías cinceladas del taller paterno durante el espléndido apogeo de la ciudad de Nuremberg, Durero participa directamente en la aventura cultural e histórica de Europa en los inicios del siglo XVI: los descubrimientos geográficos, la formación del imperio de Carlos V, la Reforma. La gran libertad creativa, el aliento verdaderamente internacional, la versatilidad técnica, el empeño moral y ético hacen de Durero no sólo el pintor alemán más importante, sino tam bién uno de los máximos protagonistas del arte de todos los tiempos.