"Cuando mis hijas tenían (más o menos) dos años, yo les contaba cosas que improvisaba. A medida que pasaban las noches, mientras se acurrucaban contra mí cuando oscurecía mis devoradores de imaginación se volvieron cada vez más glotonas.
Todavía tengo que escribir cuentos " de verdad". Pero he querido escribir aquellos cuentos que nunca se cansaron de escuchar".
Marlène Jobert.