Esta obra constituye probablemente la aportación más original y estimulante de las que conmemoran la mítica fecha de 1898.
Se trata de comprobar si los españoles de hoy conservan como mentalidad característica ciertos rasgos pesimistas y resentidos que distinguieron a la primera y más influyente generación de intelectuales. Con ese fin se ha seguido un doble procedimiento. En primer lugar se analizan los textos de los intelectuales y literatos que se agrupan en torno al Desastre de
1898. Se sigue el rastro de sus preocupaciones generacionales. Se indican sus acuerdos y desacuerdos sobre la situación de España, así como sobre sus posibles remedios. En segundo lugar, el libro repasa el lado negativo de los actuales estados de ánimo, sentimientos y valores de los españoles relativos a la naturaleza humana, el orden social, la coyuntura y el futuro
(violencia, resentimiento, desconfianza, rencor, envidia, apatía, fatalismo, frustración, descontento, inseguridad, fracaso...).
Para ello se sirve de una encuesta para la que se entrevistó a dos mil personas de toda España. La razón de interesarse por el lado negativo es muy sencilla. Hay que ver dónde están los fallos de la convivencia cotidiana para poder superarlos. La tesis de la obra es que realmente estamos en el final de un largo ciclo secular de pesimismo.
Se trata de una obra muy elaborada que ha supuesto un enorme trabajo de equipo y cuyo particular planteamiento puede irritar tanto a sociólogos como a historiadores. El libro está pensado para el lector curioso y con amplitud de miras. Se huye explícitamente de las habituales rigideces académicas. De ahí que esté redactado en un tono ameno, franco y directo, aunque se halla bien documentado. Más que nada, invita a que cada lector discuta y reflexione por su cuenta sobre el pasado, presente y futuro de España y los españoles. Los autores le ayudarán en esa tarea e, incluso, plantean una serie de propuestas «regeneracionistas» referidas al sistema político, la educación, la inmigración y el racismo.