Adán Buenosayres quiere ser una epopeya de la vida contemporánea que ya no se puede escribir en hexámetros griegos (...) efectúa una realización crística en dos movimientos: uno de expansión o centrífugo y otro de concentración o centrípeto y es en esta última experiencia fundamental religiosa en lo que radica toda la novela.Para Cortázar es valerosamente leal a lo circundante.(De la introducción de Pedro Luis Barcia)