D.
H. Lawrence (1885 - 1930), pese a su corta vida, dejó una obra extensa
y polémica. En ella anticipó una serie de visiones que hoy
forman parte integrante de nuestro entorno cultural, pero que en su época
le valieron la incompresión y el rechazo. Su hazaña fue exponer
una problemática que aún era tabú para sus contemporáneos.
Tuvo el duro destino de numerosos visionarios que ponen el dedo en la llaga
de su tiempo y denuncian el tabú imperante, tabú que mucha
veces justifica la vida de la mayoría y que conforma su estilo de
existencia. Y D. H. Lawrence atacó y machacó lo que en ese
momento no podía ni debía ponerse en tela de juicio: la hipocresía
en el terreno sexual, la idea del pregreso, la dinámica de la civilización
industrial, la degradación de la naturaleza...Su actitud, que hoy
al menos sería más aceptada y compartida, hizo que le considerasen
un ser extravagante y molesto. El resultado fue su marginación de
los cenáculos literarios y sociales, su condición de ser
trashumante y el escándalo en que vavió casi toda su existencia
creativa. Su obra, prosa y poesía, ha llegado finalmente a través
de múltiples melentendidos y avatares al gran público. Esta
selección sólo pretende contibuir al conocimiento en castellano
de su obra poética, menos difundida hasta ahora que sus obras de
ficción.
Marcelo Covián.