Concha
García ( La Rambla, Córdoba, 1956) reside desde hace
años en Barcelona. Junto a sus dos primeros libros, Otra ley (1987)
y Ya nada es rito (1988), la publicación en 1900 de Desdén
venía a cerrar una trilogía que confirmaba dos rasgos
esenciales de su personal voz poética: la soberanía del sujeto
lírico femenino y la especial construcción del habla que lo
sustenta. Sin dejar de incidir en la realidad más cotidiana y en
la soledad como forma expresiva, Pormenor (1993) reafirmaba la certeza
de una convicción poética capaz de cercar y anticipar la realidad
en la poblada complejidad de objetos y entidades significativas mínimas:
el despojamiento de significados exclusivos a través de reiterados
asedios lingüisticos, de desplazamientos sintácticos y de sentido.
La autonomía del lenguaje extremada en el atrevimiento.
De esta capacidad de rendimiento
significativo y de restricción exigente de las formas, nace el
exterior urbano de la memoria de Ayer y calles, donde, desde un
estilo menos violento, el subrayado semántico del habla aparece
matizado por la veladura de un lenguaje certero y descriptivo, integrador
de un mundo confuso y fragmentado que implica nuestra mirada en la extrañeza
de la singularidad que lo concreta, en la coherencia y el riesgo de un
proyecto independiente.