Pedro Salinas dice de ella: "La he leído con sumo interés. Ha creado V. desde
el primer momento una atmósfera, un "aire" de la novela, cosa esencial al
género. Y lleva V. la acción con un ritmo que encuentro muy seguro, en
progresión ascendente, de los afanes individuales, de las penas y angustias
menudas, a la fusión, al final, en una especie de enorme angustia coral, que sin
embargo es vivida por un hombre solo. También es ese otro de los signos de la
novela moderna. El juego de individuo y sociedad, de soledad y comunidad, lo
siento muy bien en esas páginas [...]."