La sociedad en la que vivió Mary Wollstonecraft y la nuestra son obviamente diferentes. En las sociedades occidentales la situación de las mujeres ha cambiado drásticamente desde el siglo XVIII. Puede decirse que todas las peticiones de la autora se han ido conquistando una por una. Sin embargo, la lectura de su obra revela aún algo familiarmente inquietante para las mujeres del siglo XX, que buscan un modo de expresión personal y colectivo capaz de hacer saltar (no ya exteriormente, sino interiormente) los estereotipos genéricos del ser y del actuar.