Kurt Tucholsky (1880-1935) es uno de los más importantes autores alemanes del primer tercio del siglo, una época que produjo un grupo de geniales autores (B. Brecht, H. Mann, A. Zeweig...) comprometidos con su obra y su arte. Fue autor de numerosos trabajos literarios, entre los que destaca de forma especial «El palacio de Gripsholm», su obra más conocida y más querida por sus lectores (más de un millón de ejemplares vendidos en Alemania).
En esta pequeña obra publicada por vez primera en 1931 están presentes todas las cualidades singulares de su autor. Aparentemente sin mensaje político, es solamente una «pequeña historia de amor», un pequeño «relato de verano», sin pretensiones. Una pareja de amantes, unidos además por una profunda amistad, pasa unos cortos días de felicidad en un lugar idílico en Suecia, lejos de la vida cotidiana. Contiene una inimitable mezcla de humor profundo, de ironía y melancolía, de romanticismo y realismo, escrita en un lenguaje chispeante, lleno de juegos de palabras y alusiones.
Kurt Tucholsky, personaje complejo, distinguido y afable, tímido y agresivo, escéptico, sabía bien que, en el fondo, «con una máquina de escribir no se pueden frenar las catástrofes». Los acontecimientos que se iban produciendo en Alemania, el país que amaba y odiaba al mismo tiempo, le convirtieron en un hombre resignado y amargo. Unos días antes de suicidarse escribió en su diario: «Si ahora tuviera que morir, diría: ¿Y esto ha sido todo? No he entendido casi nada. Había demasiado ruido...».