El maestro de la prosa que fue Azorín escribió, a lo largo de su vida, un gran número de narraciones breves en las que describe "lo maravilloso desperdigado en la vida diaria". Su estilo desenvuelto, como si nos hablase de viva voz, el tono casual y los precisos detalles de las personas y lugares convertirán al lector en miembro de una de esas tertulias de café en las que comienzan muchas de estas historias.