Un extranjero desaparece en el interior de las catacumbas romanas, un lugar en donde «...se podía sentir en toda su intensidad la angustia de la vida en general y la representación del regreso al seno protector de la tierra». Es el austríaco Alexander Jessiersky, implicado en el encarcelamiento y presunta muerte del conde Luna, que vive este suceso como una obsesión que transformará el curso de su vida y lo llevará a adentrarse en sus más hondos y oscuros teritorios. En un tono narrativo entre el relato de suspense y lo fantástico, Alexander Lernet-Holenia parte del conflicto entre el verdugo y la víctima para discurrir sobre misteriosos senderos en el límite de la vida y la muerte.