Desde que Homero describiera el escudo de Aquiles en la Ilíada, fue tema común entre los escritores griegos y latinos el relato pormenorizado de cuanto podía verse en pinturas o esculturas reales o imaginarias. Tanto llegaron a interesar estas descripciones que se convirtieron en un género literario independiente, valiosísimo hoy para reconstruir el diezmado elenco del arte grecorromano. Florecieron en este campo tres autores del período imperial: los dos Filóstratos, que se recrearon en la presentación retórica de colecciones pictóricas, y Calístrato, que fijó su mirada en diversas estatuas célebres en su época. A través de ellos puede recuperarse mucho del colorido, composición e iconografía del arte helenístico y romano, y se matiza y enriquece, además, nuestro conocimiento de la mitología clásica. Las Imagines filostrateas gozaron de gran éxito en el Renacimiento: algunos de los más famosos cuadros de Tiziano, por ejemplo, se basaron en ellas, y, en concreto, hubo un pintor francés, Antoine Caron, que recibió el encargo de reconstruir los cuadros descritos por Filóstrato el Viejo con vistas a la edición francesa de la obra. La muerte de Caron permitió a otros artistas, algunos de ellos muy apreciables, tomar parte en la empresa, que supuso un hito en la historia del libro ilustrado. La presente edición ofrece todos los grabados que realizó este grupo de artistas franceses, junto al texto castellano, debidamente anotado, de las Imagines de ambos Filóstratos y de las Descripciones de Calístrato. Es la primera vez que se vierten al español estos autores. La tarea ha contado con el esfuerzo conjunto, imprescindible en este tipo de obras, a la vez literarias y artísticas, de Luis Alberto de Cuenca, ensayista, traductor y poeta, y de Miguel Ángel Elvira, profesor de arte clásico en la Universidad Complutense y especialista en pintura antigua.