A Salvador Dalí le divertía comparar el Greco con un caracol. Tusquets se divierte en este libro comparando cosas que no vienen a cuento: obras de arte, calendarios, museos, lupanares, la ley seca, el libre albedrío, correcciones visuales, el globo terráqueo, escaleras históricas, clientes legendarios, toreros atemorizados, luces y colores misteriosos, alimentos en conserva, arte abstracto, vagones tolerantes, duchas inteligentes, deportes desafortunados, jardines imperecederos... Éste es un libro escrito por un arquitecto, ¿o un diseñador?, ¿o un pintor y escritor dominguero?, pero no es un libro para arquitectos, sino para lectores que gusten de seguir un razonamiento original sobre temas manidos, cargados de lugares comunes y de visiones políticamente correctas. Por trascendente que sea el tema, el autor no engola la voz; prefiere la ironía y el humor para exponer evidencias que, aunque son de sentido común, parecen insólitas y extravagantes. En resumen, un libro desbordante de talento, escrito desde una postura de radical independencia, y de lectura (y relectura) tan obligada como gozosa.