Para que usted pueda por fin hacerse cargo, enterarse, morder, coger la onda, asuntar o ponerse la cabuya, por ejemplo de lo que garlan, copuchan, cascan, versan, tabean, jacalean, pelan, cotillean, chimentan, tallan, chismosean, platican, comentan, chilean, chamullan o chamuyan, editorializan o caratulan los evangelistas o las tiperritas, los tecladores, lanzas, ganchos, aparceros, manos y patas, cheros y viejos, hermanos y hermanazos, curruñas y cuates, ñaños y panas, cuatachos y cuartos, comprades y chamines, cocheras, maeses y llaves, sean santiaguenses, santiagueños, santiagueros, santiagueses, santiaguinos o santiaguistas, tanto en tenidas como en asados y tés, zahoras, gauchajes y barras, trincas y mingas, tenidas, mingacos, fogones, comejeneras, cherales, chorcas, mateadas, bolas, bayús, horuelos, hervidos y aljamas, o incluso en acuerdos y consultivos