• ZARIGÜEYA DE SCHRÖDINGER

    CÓMO VIVEN Y ENTIENDEN LA MUERTE LOS ANIMALES

    MONSÓ GIL, SUSANA PLAZA Y VALDES ED. Ref. 9788417121389 Altres productes de la mateixa col·lecció Altres productes del mateix autor
    Cuando la zarigüeya se siente amenazada, se paraliza, con los ojos y la boca abiertos en una mueca petrificada, la temperatura corporal y respiración reducidas al mínimo, la lengua desplegando un tono azulado y sus glándulas anales oliendo a podrido. Pese a este disfraz de cadáver putrefacto, sigue ...
    Ancho: 150 cm Largo: 210 cm Peso: 375 gr
    No disponible
    16,50 €
  • Descripció

    • ISBN : 978-84-17121-38-9
    • Encuadernació : Rústica
    • Data d'edició : 01/09/2021
    • Any d'edició : 2021
    • Idioma : Español, Castellano
    • Autors : MONSÓ GIL, SUSANA
    • Número de pàgines : 240
    • Col·lecció : LIBERÁNIMA
    Cuando la zarigüeya se siente amenazada, se paraliza, con los ojos y la boca abiertos en una mueca petrificada, la temperatura corporal y respiración reducidas al mínimo, la lengua desplegando un tono azulado y sus glándulas anales oliendo a podrido. Pese a este disfraz de cadáver putrefacto, sigue pendiente de su entorno, lista para volver a la acción. Como el gato en la famosa paradoja de Schrödinger, la zarigüeya está viva y muerta al mismo tiempo.

    En este libro exploraremos lo que la zarigüeya nos puede enseñar acerca del concepto de la muerte de otras especies. Asimismo, aprenderemos cómo los animales viven la mortalidad de la mano de hormigas que asisten a su propio entierro, chimpancés que limpian los dientes a cadáveres, perros que se meriendan a sus dueños, cuervos que evitan los sitios donde vieron un muerto, elefantes obsesionados con recolectar marfil y ballenas que cargan con sus fallecidos durante semanas.

    A lo largo de la historia, el ser humano se ha creído el único animal con una consciencia de la mortalidad. En este libro, que mezcla teoría filosófica con los últimos descubrimientos en etología y psicología comparada, veremos que esta creencia no obedece más que a nuestros sesgos antropocéntricos y que, también en nuestra relación con la muerte, somos tan solo un animal más.