Cuando el marido de Abigail Thomas, Rich, fue arrollado por un coche, su cerebro se hizo añicos. Desde entonces, a menudo no recuerda lo que hizo el año, el mes, la hora anterior. Su día a día se convierte en una sucesión de arrebatos, terrores y alucinaciones que le condena a vivir en una residencia. Esta tragedia, sin embargo, será el punto de partida de una nueva vida y la búsqueda de otra felicidad para Abigail.
Rebosantes del ingenio, el humor y la mordacidad característicos de Thomas, estas esplendorosas memorias nos brindan una historia de una enorme valentía y grandes cambios: la mudanza desde Manhattan al remoto pueblo cercano al nuevo hogar de su marido; el consuelo de su familia de tres perros y de las amistades que nacen; y originales formas de enfrentarse a los cuidados, la culpa y de descubrir la gratitud. También tratan de su relación con Rich, un hombre que vive en un eterno presente, y de la sobrecogedora poesía de sus insólitas percepciones. Piezas dispares que, sin embargo, la maestría de Thomas y su arrojo frente a lo inesperado consiguen encajar de una manera exquisita, luminosa y profunda.
Honestidad brutal, confesiones sin alardes, una vida desordenada, perros, risas y tristezas con vívidos toques de esperanza y amor. Un libro sabio, bello y generoso, una fascinante y divertida historia de superación que nos acerca a la verdad que Abigail descubrió en los años que siguieron al accidente: es probable que no encontremos sentido en el desastre, pero, con esfuerzo, es posible labrar algo radicalmente hermoso y útil a partir de él.