Nos han enseñado que el atajo no es recomendable, que es un recurso tramposo, la treta del holgazán. No obstante, para Marcus du Sautoy es una táctica legítima: en las matemáticas, el reino del pensamiento estratégico que emula la lógica de la naturaleza, el atajo nos proporciona la solución de un problema en el menor tiempo y con el menor gasto de energía posibles. No es casualidad que debamos gran parte de lo que llamamos progreso a los «perezosos» que resolvieron los grandes desafíos de la existencia: desde las técnicas constructivas de las primeras ciudades hasta el cálculo infinitesimal aplicado a la ingeniería renacentista, pasando por los algoritmos informáticos que hoy en día nos hacen la vida más fácil. Este ameno e iluminador libro nos enseña que la capacidad de dar con enfoques innovadores nos diferencia del más eficiente de los ordenadores y que el arte del atajo es fundamental para resolver de forma creativa los retos de la vida cotidiana.