Durante unas excavaciones arqueológicas en la ciudad de Pérgamo son descubiertas unas cartas que pueden fecharse a finales del siglo primero después de Cristo. En ellas el noble romano Antipas intercambia con Lucas, el autor del evangelio que lleva su nombre y de los Hechos de los apóstoles, diferentes puntos de vista sobre el mundo y la sociedad en la que ambos viven.
El primero escribe desde Pérgamo, el segundo desde Éfeso, dos ciudades importantes de la antigüedad, que el libro del Apocalipsis menciona cuando se refiere a las siete iglesias de Asia. Cada una de las cartas va introduciendo al lector en la mentalidad de un ciudadano romano, firme defensor de los valores de su cultura y del papel de Roma en el gobierno del mundo.
Del mismo modo que La sombra del Galileo (Gerd Theissen, 11ª ed.) nos acercaba a la Palestina de los tiempos de Jesús, este libro nos transporta de forma atractiva, entre el deleite de la narración y el rigor de los datos, al corazón de Asia menor en el siglo I, lugar y tiempo imprescindibles para comprender el significado del primer cristianismo y su éxito.