Un oso que deambula por las cañerías de un edificio va descubriendo la extraña
y solitaria vida de los seres humanos. Cortázar reúne en esta obra una
sucesión de situaciones imposibles, retazos de su humor surrealista, con
las que expresa su rebeldía contra los objetos y las personas que forman
parte de nuestra cotidianeidad. El oso imaginado por Urberuaga es un oso
rojo, intenso, recortado sobre un brillante fondo amarillo. Un oso que se
afirma despreocupado y juguetón en su naturaleza imposible, onírica, un
personaje entrañable que habría deleitado al propio Cortázar.