Siguiendo una vieja tradición que se remonta a Esopo y Fedro, y que había reanudado en Francia La Fontaine, compuso Samaniego sus Fábulas, las primeras que de forma sistemática se escribieron en España. Quizá alguna moraleja se nos haya quedado un poco arcaica, quizá alguna otra nos haga sonreír. Pero lo que sigue siendo sólido son las historietas, esos diálogos de animales donde campea el buen humor, el ingenio, la ironía, el desenfado a veces, sin que falten momentos de lirismo, o ciertas reflexiones sobre la hipocresía, la política, la guerra, el poder, la tiranía y el comportamiento humano en general, que quizá no dejen de tener valor en estos conflictivos tiempos nuestros.