Enfrentado al silencio y a sus fantasmas, Strindberg construyó una obra intensa de principio a fin, trazada por los síntomas de sus persecuciones, por la introspección y el autoanálisis. Su recurso consistió en narrar días de furiosa intimidad mediante una prosa clara y directa que convoca al lector como testigo del grandioso ocaso de un hombre. Esta obra, influenciada por el pensamiento de Nietzsche y Schopenhauer, constituye la antítesis literaria de su febril Inferno, a diferencia de esta, Solo es un texto marcado por el sosiego y el ritmo de las estaciones.