• LA ISLA DE LAS MUSAS

    GARCÍA PEÑA, VERÓNICA SUMA DE LETRAS Ref. 9788491294986 Altres productes de la mateixa col·lecció Altres productes del mateix autor
    Verónica García-Peña reinventa el género del thriller psicológico en esta novela en la que un peculiar personaje nosconducirá por los túneles de su memoria, nos envolverá en la bruma de un recóndito lugar y nos hará partícipes del puzle de su pasado para descubrir con él un gran secreto familiar. ...
    Dimensions: 230 x 154 x 24 cm Peso: 250 gr
    No disponible
    17,90 €
  • Descripció

    • ISBN : 978-84-9129-498-6
    • Encuadernació : Rústica
    • Data d'edició : 01/09/2020
    • Any d'edició : 2020
    • Idioma : Español, Castellano
    • Autors : GARCÍA PEÑA, VERÓNICA
    • Número de pàgines : 336
    • Col·lecció : NUEVAS VOCES
    Verónica García-Peña reinventa el género del thriller psicológico en esta novela en la que un peculiar personaje nosconducirá por los túneles de su memoria, nos envolverá en la bruma de un recóndito lugar y nos hará partícipes del puzle de su pasado para descubrir con él un gran secreto familiar. Un misterio que la memoria ha velado. Un recuerdo que desvelará la verdad. En 1936, Ricardo Pedreira Ulloa, un escritor atormentado por la pérdida de inspiración, decide volver al pazo familiar donde se crio, situado en una isla gallega. La aparición de una misteriosa mujer le devolverá su talento, pero también el recuerdo de una historia, enterrada por el olvido y los excesos, que se remonta diez años atrás. Un recuerdo a medias que lo persigue y le obliga a enfrentarse al enigma de su pasado. Una atmósfera asfixiante cuya neblina oculta una poderosa verdad. «Esa noche en la que todo cambió para siempre, el océano de mi isla rugía con furia, presa, como yo, del dolor de los pecados cometidos. Y esa noche descubrí, también, más oscuros secretos que helaron mi sangre y achicaron, casi del todo, las lagunas de mi desmemoria». «Frente a la puerta vieja y rancia del longevo faro, su forma se me antojó espectral, terrible y cargada de maldad. Sí, maldad que se respiraba y se sentía dentro y fuera, en la tierra y en el aire, e incluso en las primeras gotas de lluvia que comenzaban a caer, como lágrimas ardientes que auguraban que aquella noche de octubre de 1936, y las que la siguieron, lo cambiarían todo. ¿Puede un edificio ser malvado? Quizá la construcción como tal no, pero sí el corazón de los hombres que lo construyeron y utilizaron. El Faro del Amor. Sonaba tan romántico y evocador. En ese momento, frente a él, me preguntaba cuánto amor quedaba en el lugar. Nada. No quedaba nada. Se había esfumado como lo había hecho la bondad del alma de los que lo habían usado y habitado, dejando allí solo la huella de la consternación y la desesperanza, convirtiéndolo en un sitio sin corazón ni aliento. Un rincón relegado que subsistía a base de nostalgia e historias de otras épocas. Evocaciones de antaño que exigían vivir y ser libres de nuevo».