La agricultura y la pesca globalizadas han generado el expolio de los bienes naturales del Sur. «Con gran audacia, gran desprendimiento», según dice Federico Mayor Zaragoza en su prólogo a este libro, Gustavo Duch defiende el Derecho a la Alimentación de los países más pobres y arremete contra la flagrante injusticia del sistema. Lo que hay que tragar cuestiona los monocultivos, la producción de agrocombustibles, la agricultura transgénica y demás tropelías que han despojado a los pequeños campesinos y pescadores de su fuente de trabajo. Gustavo Duch denuncia por su nombre los oligopolios de los alimentos: Pescanova, Calvo, Monsanto y Danone, entre muchos otros.
«El libro de Gustavo Duch retrata la maldición y la esperanza de este mundo cuyos amos están jugando a los dados. Sus páginas, siempre decidoras, nunca pesadas, cuentan muchas historias y contienen numerosa información desconocida, en un lenguaje milagrosamente capaz de convertir el plomo en pluma. Aquí hay horror y hay humor, y amor. Porque esta denuncia implacable de los crímenes que el poder universal comete contra la naturaleza y la gente es también un entrañable homenaje a la tierra y a las manos que la trabajan.»
EDUARDO GALEANO