Admirado por Tolstói, Gorki y Thomas Mann, entre otros, Nikolái S. Leskov, además de uno de los maestros de la literatura rusa del XIX, parece encarnar en sí la esencia del narrador. Walter Benjamin valoraba sus dotes para la «comunicabilidad» en una época en que «la cotización de la experiencia ha caído»; y admiraba asimismo su renuncia a las explicaciones y a la psicología, y la íntima compenetración que se da en su obra de las cualidades del narrador viajero, que trae noticias remotas, y del narrador sedentario, que conoce las tradiciones e historias de su lugar natal.
En esta poderosa y brutal novela corta, Leskov demuestra la verdad perdurable del arquetipo de Shakespeare en pleno corazón de Rusia. Escarmentada y asfixiada por su matrimonio de conveniencia con un hombre que le doblaba la edad, la joven Katerina Lvovna siente la falta de libertad desde su infancia, hasta que conoce al mayordomo irresponsable Sergei Filipych.