En 1961 salió de la factoría Badcock & Wilcox de Bilbao la última locomotra de vapor realizada en España. Desde 1884 los distintos fabricantes nacionales habían construido un total de 1.763 máquinas de estas características, cifra muy exigua comparada con las decenas de miles que construyeron los grandes fabricantes europeos. En este precisamente uno de los hechos que mejor símbolizan el fallo de la industrialización española, achacable en buena parte a la errónea política ferroviarias de los gobiernos del siglo XIX. La famosa Ley de Ferrocarriles de 1885, que permitió la masiva entrada de capital extranjero para construir la red ferroviaria, no estableció ninguna salvaguardia para garantizar un desarrollo paralelo de las industrias ligadas a esa construcción de los ferrocarriles. Los intentos posteriores para crear industrias de esas características solo tuvieron un carácter testimonial, al no poder competir con las ventajosas condiciones ofrecidas a los importadores extranjeros. Solo el cese de los suministros exteriores como consecuencia de la primera guerra mundial alentó la posibilidad de crear una serie de factorías nacionales de construcción de locomotoras de vapor que vivieron un periodo de auge en los años veinte. El aislamiento y las escaseces de la postguerra española mantuvieron ese ritmo hasta finales de los ciencuta. Los planes de modernización de ferrocarril impuestos por el Banco Mundial acabaron con la tracción por vapor y con la autarquía de las empresas construcotras de locomotoras de dicho sistema. Esta obra de la colección Raíl, analiza todo el proceso de fabricación de locomotoras de vapor en España y las circunstancias que derminaron el mismo, con la enumeración de las características de los distintos modelos fabricados.