El ?tardofranquismo? ya tiene, con esta obra, su propio teatro. Es una pieza que evocará ante las futuras generaciones lo que fueron aquellos días de vino y rosas. ¿Maravillosos por qué? ¿Por las grandes esperanzas e ilusiones que en aquellas luchas fueron depositadas? ¿O porque cualquier tiempo pasado fue mejor? ¿Días maravillosos porque hoy se recuerdan? ¿Y cómo serán recordados en el futuro estos días de luto que hoy estamos viviendo? La comedia nos invita a mil y una reflexiones.
Días maravillosos es una obra sobre la transición política española en un pequeño, e imaginario, pueblo catalán. Allí, un grupo de amigos intentan hacer teatro de manera clandestina en un frío y destartalado garaje, mientras los primeros acontecimientos del cambio de régimen comienzan a transformar la realidad política, social y sentimental de sus vidas. Por tanto, es una obra sobre la madurez de aquellos que vivieron aquellos años, aquellos días, y la memoria histórica de nuestro país. Sobre la violencia que atravesó aquella época y sobre el teatro como un instrumento de expresión y rebeldía del ciudadano de a pie, del individuo, frente a la poderosa maquinaria del poder y del Estado. Teatro político, sí. Nunca tan necesario como ahora, en que el silencio y el olvido sobre nuestro más cercano pasado, sobre nuestros mayores, sobre nuestros muertos, parecen consagrar nuestro maravilloso y ordenado presente. Año a año, día a día.