Tener un hijo es como hacer una tostada: aplicas las leyes de la naturaleza de una forma determinada y
alcanzas tu objetivo con relativa facilidad. Lo curioso es que, al contrario que con la tostada, la confección y el
mantenimiento del bebé vienen arropados por mil tonterías, preceptos, consejos y convenciones, muchas veces
contradictorios (cuando no directamente absurdos), cuya única función parece que sea marear a los padres y obligarles a
comprar guías como ésta. Pues eso: que la compréis, venga.