?El ser cursi es independiente de la posición, de la riqueza y hasta de la belleza natural de un sujeto?. Así de tajantes y decididas son las afirmaciones que hace Francisco Silvela (1843-1905) en este opúsculo que posee, además de una reflexión lúcida sobre la cursilería, un gran sentido del humor.
La tendencia a la falsificación y a lo inauténtico son también rasgos de lo cursi. Toda afectación, ya sea a través del exhibicionismo de los pedantes, el deseo de aparentar, y como actitud suprema de esa forma servil del pensamiento guiada por el temor a caer mal, está en la base de la cursilería.
Francisco Silvela nos ayuda a distinguir a los cursis de los que no los son, y a desentrañar esa retórica plagada de exaltación de los sentimientos, abuso de la abstracción y regodeo en el pasmo, tan propia de todos los tiempos.