En 1974, el estudio del fotógrafo Nadar en París acogía la primera exposición de un grupo de pintores que pronto empezarían a ser conocidos con el nombre de Impresionistas. De sus cuadros, pintados al aire libre con rápidad pinceladas de colores vivos y brillantes, surgió una verdadera revolución de la tradición pictórica occidental procedente del Ranacimiento.