¿Ensayo, poema, relato autobiográfico? Van Gogh el suicidado de la sociedad es tan inclasificable como las anteriores obras de Artaud. Dislocando las formas y las prácticas culturales, subvirtiendo todas las categorías, no puede ser absorbida por ninguna. Pero lo que sí podemos asegurar es que nos encontramos ante un texto sin parangón en la literatura contemporánea.
Para acabar de una vez con el juicio de Dios es un texto radiofónico encargado a Artaud por Fernand Pouey director de las emisiones literarias y dramáticas. De tal modo revolucionó los presupuestos radiofónicos que su difusión programada para el 2 de noviembre de 1948 fue inmediatamente prohibida. Sesenta y tantos años más tarde, este texto conserva toda su virulencia y es además testimonio de la clarividencia de Artaud en un campo como el radiofónico, del que supo ver sus inmensas posibilidades.
Antonin Artaud nace en Marsella en 1896. Llega a París a los 24 años y comienza una vida artística rica en experiencias. En estas líneas solo cabe citar sus actividades literarias y teatrales, su adhesión entusiasta al surrealismo que duraría hasta 1926, la experiencia vivida en México y, por último, el regreso a Francia donde, atacado por unos, y víctima de una grave crisis psíquica, pasó los ocho últimos años de su vida de hospital en hospital, viviendo de unos pocos amigos. Murió el 4 de marzo de 1948 en Ivry-sur-Seine. Del mismo autor en esta misma colección: Heliogábalo o el anarquista
coronado (núm. 34); Mensajes revolucionarios (núm. 44); Cartas desde Rodez, vol. I, II y III (núm. 63, 65 y 82); Artaud le Mômo. Aquí yace. La cultura india (núm. 77); y Cuadernos de Rodez (núm. 99).