Al impresionismo le sucedió un grupo de artistas con una temática diferente. Descontentos con los efectos a corto plazo que el impresionismo había manejado, trataron de lograr, por diferentes vías, un arte más permanente, estructurado y expresivo. Mediante el refinamiento y codificación, o el desmantelamiento y rearmado de los procesos impresionistas, artistas como Seurat, Cézanne, Gauguin y van Gogh reescribieron las reglas de la pintura figurativa a las puertas del siglo XX. Los colores arbitrarios, las formas exageradas y la abstracción de sus obrar marcaron la distancia entre los artistas y la naturaleza y preparación al público para las libertades de la siguiente generación de innovadores. En este estudio Belinda Thomson presenta a los artistas responsables de estos importantes e influyentes cambios de estilo y los sitúa en sus contextos históricos e intelectuales.