Aspirando a ofrecer un balance de los años 60 y sus estribaciones en la década siguiente, esta obra ahonda en la poética de cada tendencia y logra sintonizar nuestra peculiar situación cultural, artística y política con el panorama artístico internacional. Entre la información positivista y la obsesión fenomenológica por retornar a las obras mismas, Marchán Fiz rebasa todo sociologismo como realismo social, lo que transluce las preocupaciones metodológicas del momento y los estímulos estéticos en sus análisis sobre las figuras de lo moderno y en su preocupación por los lenguajes artísticos. El texto que se convertiría en legitimador de lo nuevo y, es ahora, un ensayo clásico sobre el periodo abordado, presenta un epílogo sobre la sensibilidad postmoderna junto a numerosas reproducciones y una antología de textos, que permiten contrastar las numerosas oscilaciones experimentadas por el gusto.