Aun en estos tiempos de rascacielos vertiginosos y cavernosos estadios deportivos, la catedral de Santa Maria dei Fiore de Florencia, con su inmensa cúpula revestida de terracota, sigue conservando el raro poder de asombrarnos. Sin embargo, la elegancia del edificio oculta el enorme trabajo, el ingenio técnico y los duros conflictos que entrañó su creación