GARVEY, por primera vez, esclarece en esta obra el modo mediante el cual el juego ayuda al niño a conocerse a sí mismo, a los demás y al mundo que le rodea, describiendo sus distintas manifestaciones: juego con movimiento, con objetos, con el lenguaje, con papeles sociales, etc. Su propósito es mostrar el juego infantil de una forma nueva, exponer su naturaleza sistematizada y regida por reglas que es, a un tiempo, producto y huella de la herencia biológica del hombre y de su capacidad creadora de cultura. El juego, uno de los más naturales y difundidos fenómenos de la infancia, debe ser reconocido, según la autora, más que como una actitud, como un tipo particular de comportamiento.