Junto a los fondos fotográficos que las autoridades republicanas de Cataluña le habían encomendado a Centelles, estaban los suyos propios, que al fin pudieron conocerse y que le restituyeron a su auténtico lugar: el que siempre había merecido el hombre, hijo de una familia obrera valenciana emigrada a Barcelona cuando él tenía dos años, que realizó algunas de las fotografías más impactantes de la Guerra Civil Española.