Sea cual sea el escenario elegido, el cine registra la pasión en cuanto estado especial del ser, de arrobamiento y regocijo del espíritu, deleitándose con la experiencia de quienes beben el filtro mágico y se someten a los dictados irracionales del deseo; quienes sólo muertos para el mundo celebran la intensidad de su amor. Las historias que se recogen en este libro pueden parecer más complejas y trágicas que las de la vida real como resultado de una falsa perspectiva: el arte no sería tal si se imitara a plagiar a la naturaleza.