Uno de los rasgos más evidentes y característicos de la cultura contemporánea es que nos hace redescubrir la presencia y el valor esencial de nuestro cuerpo, hasta el punto de que algunos hablan de la "civilización del cuerpo" o incluso de un "humanismo del cuerpo". Asistimos en nuestros días al florecimiento de un movimiento cultural que promueve tanto la renovación de los estudios sobre el cuerpo como, principalmente, una transformación radical de nuestra actitud frente a él. Por una parte, las más diversas disciplinas, desde la neurofisiología hasta la antropología social, pasando por el psicoanálisis, la psicosomática, la psicología genética, la psicología social y la filosofía se ven impulsados a analizar este extraño fenómeno que es la corporeidad de nuestra existencia. Por la otra, las costumbres, als prácticas sociales, artísticas y culturales contribuyen también a la revalorización de nuestro cuerpo con el fin de hallar una fórmula que permita contrarrestar los efectos de la mecanización y las constantes presiones que caracterizan la vida moderna.