¿Es la formación una deuda que todo humano ha de saldar por el hecho de ser humano? ¿Quién es el recaudador de la deuda? ¿La propia esencia del hombre, Dios, la cultura o alguna de sus manifestaciones como la guerra, el capital o el colectivo organizado? La novela de formación, modelo narrativo empleado con notable frecuencia en la literatura alemana, intenta contestar a todas estas preguntas a lo largo de su compleja historia. Todas sus respuestas se encierran en una, esa deuda es insaldable, la formación o solo es posible en la utopía o es un camino inevitablemente trunco y malogrado. La candidez de Wolfram, la desesperanza de Grimmelshausen, la crudeza de Moritz, la labilidad de Goethe, la amargura de Jean-Paul, la melancolía de Keller o la asepsia de Musil serán algunas de las estaciones de este viaje.