El sector editorial ha sufrido en los últimos quince años profundas transformaciones estructurales que han repercutido de forma decisiva en los procesos de producción de impresos. Procedimientos laboriosos, como la preparación y corrección de originales, se realizan hoy externamente, sin criterio ni control algunos, o incluso llegan a obviarse.
La calidad de las obras impresas y el propio prestigio de la editorial entre sus lectores se resienten gravemente de ello, por lo que va haciéndose perentoria una actitud menos negligente entre los editores, que pasa sin duda por aplicar (se elimina hallar nuevos, y se añade en su lugar aplicar) métodos de control de calidad que no requieran inversiones adicionales ni sacrifiquen la agilidad productiva.
Dirigir y pautar la labor de autores, traductores y correctores mediante la elaboración de normas internas de trabajo es sin duda una de las mejores maneras que tienen las editoriales de obtener textos e imágenes impecables y listos para entrar en máquina.
Estas Normas de presentación de originales para la edición incluyen una amplia casuística sobre elaboración y presentación de originales electrónicos de texto (sean de autor o de traductor) y de originales materiales y electrónicos de ilustración, y ofrecen al autor y al traductor orientaciones precisas para presentar convenientemente cualquier tipo de obra a un editor, y al editor, una base a partir de la cual elaborar sus propias normas.