Escritos con frescura y belleza, los textos que componen esta obra giran en torno a la construcción y defensa del espacio poético, un espacio en el que Graciela Montes percibe las regiones más vitalmente importantes de la experiencia humana. Es el que permite la creación artística, pero sobre todo el que posibilita a cada uno de nosotros convertir la cultura en experiencia y no en un enorme cementerio de saberes. Por eso Montes combate de manera tan decidida para defender ese espacio, especialmente en el terreno de la educación.